Historia

El Mercado de San Ciprián se erige como una joya oculta en el vasto entramado comercial de La Merced, a pesar de no ser pequeño en absoluto, albergando a aproximadamente quinientos comerciantes. Su distinción radica en la comercialización de curiosidades y ornamentos, alejados de las expectativas convencionales asociadas a un mercado. Predominan las ofertas de juguetes y recursos pedagógicos destinados a la educación infantil, lo que le ha valido el apodo de "mercado de juguetes". Una parte significativa de su variopinta mercancía, aunque no en su totalidad, es manufacturada de manera artesanal, dotándola de una exclusividad que difícilmente se encuentra en otro enclave.

Este mercado, además, constituye un fascinante paradigma de la innovadora arquitectura urbana. Inaugurado en 1990, se erige como uno de los recintos más modernos en la constelación de mercados públicos de la urbe. Diseñado por la firma Sánchez Arquitectos y Asociados, su estructura es mayormente ensamblada con acero y su techo se compone de láminas de cristal. Dicha firma arquitectónica se labró su renombre gracias a obras emblemáticas como el Instituto de Ingeniería en el campus de Ciudad Universitaria de la UNAM, así como diversos complejos habitacionales, incluyendo el afamado Integración Latinoamericana al norte de la estación de Metro Copilco.

La incursión en el Mercado de San Ciprián tiende a suscitarse tras explorar los otros reductos mercantiles de La Merced, aunque tal secuencia no es imperativa. Aquí, las opciones culinarias no son escasas, ya que algunos puestos de almuerzos y comidas operan durante las horas de actividad. En cualquier caso, no cabe duda de que el mercado se erige como un atractivo visual y sensorial, transformándose en un epicentro de comercio bullicioso y perpetuo.